Un sueño mágico de Heavy Metal

Otro nuevo verano en el viejo continente, esto significa que durante unos pocos meses se amplían las horas de sol y sube la temperatura. Pretexto ideal para organizar reuniones, fiestas y por supuesto, eventos a cielo abierto de todo tipo. Y acá nos vamos a adentrar, ya que este año estuvimos presentes nuevamente, en uno de los festivales de verano más grandes de Escandinavia. El centrado en música pesada, el icónico Copenhell.
En la pequeña ciudad de Copenhagen, en los días previos al festival ya se venía sintiendo el espíritu metalero por dos motivos: el primero y principal fue la visita de Metallica el fin de semana anterior y el segundo es que Copenhell organizo un desfile metalero por las calles del centro de la ciudad, puso carteles y banners por toda la ciudad de Copenhagen y organizó pequeños eventos para poder retirar las pulseras para entrar al festival. Por estos motivos muchísima gente estaba lista para entrar al evento, varios días antes del miércoles 19/6 (día de apertura del Copenhell).
El predio elegido desde los inicios del festival es el Refshaloen, una zona enorme que cuenta con un bosque y colinas con vista a los escenarios principales y que no esta lejos del centro de la ciudad, por lo cual uno puede hospedarse en un alojamiento sin problema. Acampar no es la única opción, a diferencia de otros eventos del estilo.
Más allá de la proximidad, el festival puso servicios de colectivos enumerados bajo el mítico “666”, que iban desde la Estación Central al lugar haciendo una o dos paradas.
Llegó el día y la emoción fue incontenible
Al ingreso del festival, encontrábamos ya muchísima decoración y puestos de merch, comida y servicios, mientras que más cercanos a los escenarios, la cantidad de puestos de alimentos se intensificaba. Los escenarios eran 4: “Helviti”, el principal, “Hades”, el secundario, “Pandaemonium”, el tercero y por último el pequeño “Gehenna”, que se encontraba dentro de un bosque.
Luego de recorrer, caminar, ubicar lugares de encuentros y compartir alguna bebida con amigos, nos dirigimos al escenario secundario a ver la primera banda del día: Underoath. Este grupo norteamericano de post hardcore, dio un show muy entretenido, y que, si bien contó con su público, este empezó a crecer con el correr de las canciones, debido a la buena performance que estaban entregando y que hizo que tuvieran el primer circle pit del festival.
Luego nos repartimos para ver un poco de los deathmetaleros de Jungle Rot y los thrasheros Excel, que no se destacaron demasiado. Pegado a esto, nos dirigimos al acto apertura del escenario principal, el gran vocalista Corey Taylor en formato solista. La propuesta cuenta con un sonido bastante alternativo, con canciones melódicas y gancheras y en esta vena, Corey se luce mucho más que en Slipknot. Se lo veía muchísimo mas comunicativo y relajado. Se tomó tiempo para bromear, posar, conmover y organizar unos mosh pit en las canciones de Slipknot, “Duality” y “Before I Forget”. El setlist fueron varios covers de sus bandas en las que destacaron las mencionadas y las emotivas “Snuff” y “Through Glass” más unas 5 canciones de su etapa solista.
Un momento divertido fue cuando el guitarrista principal debió cambiar su guitarra y el que hizo el cambio fue Michael Star de Steel Panther, el cual se presentaría más tarde con la banda. Un buen concierto para abrir el escenario principal.

Luego de ver un poco de grindcore de la mano de Empire State Bastards, nos ubicamos en el medio del campo para disfrutar de la fiestita de la fecha, el show de los californianos The Offspring, los cuales comenzaron sin anestesia con 3 de sus mayores hits: “Come Out and Play”, “All I Want” y “Want You Bad”. El público se encendió desde el minuto 1, por lo cual no faltaron rondas, baile, y hasta un trencito como el que se hace en las fiestas de quince. La banda sabe que su música es ideal para la joda, así que colaboraron con papeles de colores que llovieron sobre la gente y hasta arrojaron pelotas playeras para su clásico “Why Don’t You Get a Job?”.También aprovecharon para presentar un tema nuevo, "Make It Allright”, de un próximo disco a editarse el próximo 11 de Octubre, y de hacer un par de covers, entre ellos el legendario “Blitzkrieg Bop” de Ramones (entre la catarata de hits que fue la lista). Estuvieron muy comunicativos y más charlatanes que de costumbre, de hecho hasta en un momento me pareció que se excedieron en esta faceta.
Dejando de lado este exceso, la calidad de la interpretación fue buena, no hubo muchas desprolijidades y el sonido, sin deslumbrar, acompañó bien el show, que terminó con el himno adolescente “Self Steem”, cantado, saltado y pogueado como corresponde.

Luego de esto, nos encontramos en la primer encrucijada del festival, donde tuvimos que elegir entre Dying Fetus y Bruce Dickinson. Nosotros elegimos ir a ver al icónico vocalista de Iron Maiden que venía presentando su flamante disco solista en sus shows. El concierto comenzó a puro temazo con una seguidilla increíble, “Accident of Birth”, "Abduction” y “Laughting in a Hiding Bush”. Ya en este momento podemos destacar varios puntos, si bien el sonido era bueno, no deslumbraba, pero no impidió que se pudieran apreciar las interpretaciones de todos los músicos en escena. La banda que lo acompaña no se achica ante la tarea de acompañar a Bruce, sino que, al contrario, lo enaltece a la perfección.
A Bruce lo note mucho más relajado que en shows de su banda principal. Si bien se tomó su tiempo para dar algún discurso, lo note más informal y bromista. También demostró su ya conocido carisma y se adueñó de un público mucho más pequeño que el que suele tener con Maiden.
El show continuó con canciones del trabajo que está presentando, “The Mandrake Project”. Las elegidas fueron “Afterglow of Ragnarok”, “Resurrection Man” y “Rain on the Graves”, todas muy bien recibidas por el público que acompañó con palmas y cantando las canciones. Seguido a esto, llegó el momento melódico del show con la genial “Chemical Wedding” y luego decidió terminar a puro heavy metal con “Book of Thel” “Alchemist” y “Darkside of Aquarius”, salteando su hit “Tears of a Dragon”, que más de uno lo reclamó. Dejando de lado esta pequeña falta, la banda se fue muy aplaudida y ovacionada, ya que la presentación había sido muy buena y cumplió con creces lo esperado.
Se hicieron las 21:30, hora para la banda principal del día de la fecha, Avenged Sevenfold. Su show comenzó con las confusas “Game Over” y “Mattel”, donde Matt Shadows comenzó cantando con un pasamontañas. El espectaculo siguió con “Afterlife” y la festejada “Hail to the King”, uno de los puntos más altos del concierto. El sonido era nítido y las visuales de otro planeta. Una IA iba dibujándolos y cambiándole la cara mientras los enfocaba en la pantalla, sin embargo, no alcanzó.
Sin contar algunos puntos altos como los hitazos “Bat Country” y “Nightmare”, fue un show donde la gente no se enganchó e inclusive muchos se fueron antes que terminara, ya sea a ver otra banda, comer o irse a su casa. Yo creo que esto se debe al repertorio elegido y al poco carisma de los músicos. Fue una presentación muy aburrida de ver que terminó sin pena ni gloria con la canción de su último lanzamiento “Cosmic”.

Pasado el trago amargo, fuimos a ver la última banda del primer día y que se lleva el premio al mejor concierto de la primera jornada, los divertidísimos glammers de Steel Panther. Pura fiesta desde el minuto cero con “Eye of the Panther” y “Tomorrow’s Night” y luego siguió algo que duró durante casi todo el show, charlas ultra graciosas entre ellos y el público, que si bien no niego que en algún momento se hicieron un poco largas, fueron un gran acierto. También hubo momentos para homenajes e imitaciones, como al baterista de Def Leppard y al gran Ozzy Osbourne con un cover de “Crazy Train,”, todo esto entre sus propias canciones como “Asian Hooker”, “Friends with Benefits” y “Death to all but Metal”. En el medio de un cambio de guitarra, el encargado de hacerlo fue Noodles de The Offspring. En este día se notó mucha conexión y compañerismo entre las bandas.
Hubo momento para baladas donde la guitarra acústica se presentó para “1987” y el piano para “Weenie Ride”, donde el vocalista eligió a una chica del público que se sentó en el escenario y se emocionó viendo a los músicos tocándole la canción y haciéndole gestos a pocos centímetros suyo.
Luego de las baladas y el momento emotivo, llego el final a puro metal ochentero y fiesta con “17 Girls in a Row”, “Party Like Tomorrow is the End of the World” y la aclamadísima “Gloryhole”. Un gran cierre para un primer día lleno de fiesta emotiva y que también albergó alguna pequeña sombra.
Segunda jornada: se insinuaba algo poderoso
El segundo día arrancó tempranito a las 13:30 horas y a puro deathcore con Thy Art is Murder, un show potente, cargado de breakdowns, blats beats y growls bien profundos que hicieron enloquecer a la gran cantidad de público presente. Mucho pogo, mucha gente volando y hasta también algún accidentado.
El setlist se centró en las canciones de su nuevo disco “Godlike” y en un par de sus otros trabajos. También estaban presentando a su nuevo vocalista, Tyler Miller, quien ingresó a la banda el año pasado. Sin duda cumplió con creces tanto vocalmente como en comunicación con el público. El sonido fue tremendo, bien pesado y grave, como una banda de este estilo tiene que sonar.
Seguimos con uno de los shows más curiosos e interesantes de todo el festival, el del supergrupo Mr Bungle, integrado por músicos conocidos y súper experimentales, entre ellos Dave Lombardo en la batería, Scott Ian en guitarra rítmica y Mike Patton en voz.
Este show fue una locura sin ningún tipo de sentido, canciones rabiosas y pesadas seguidas por una canción melódica y romántica. Todo comandado por un Patton completamente “demente” que no paro de hacer chistes, caras, gestos y comentarios absurdos, hasta se puso a cantar la famosa canción de “La Cucaracha” debido a que vio una bandera mexicana entre público. También se dio el gusto de cambiar la letra de su clásico “Habla Español o Muere” a “Speak Danish or Die”. Musicalmente hablando sonaron muy ajustados, cuentan con una base rítmica poderosa y precisa que permite que Patton como el guitarrista líder Trey Spruance se explayen y expresen sin preocupaciones. Sin duda, uno de los espectáculos más llamativos del festival. El setlist contó con 10 canciones y me dio la sensación de que fue dividido en sectores, las primeras tres canciones fueron más nuevas y góticas y las siguientes tres fueron de sus discos de black metal de los 90. Las últimas 4, en cambio, fueron las más conocidas del grupo, como “Nymphetamine” y “Her Ghost in the Fog”.

No podemos hablar de Cradle sin hablar de Dani Filth, que con 50 años sigue estando en un estado vocal y físico muy bueno. Sigue manteniendo sus agudos característicos y no para de recorrer el escenario y de conmover al público. Sin dudas, gracias a él y sus decisiones, la banda sigue vigente y cosechando nuevos fanáticos. Del escenario Pandaemonium, fuimos a ubicarnos al Helviti, ya estallado de gente. Es que era la hora del acto principal del día, los ñu metaleros de Limp Bizkit.
Se sabe que de este lado del mundo la respuesta de la gente suele ser mas tenue y menos eufórica, pero en este concierto me sentí como en Argentina. Desde antes de que empiece hubo avalanchas y rondas que terminaron de explotar cuando Fred y los suyos subieron al escenario. Arrancaron con “Full Nelson” y “Hot Dog”, y como si no fuera suficiente, le pegaron el conocidísimo “Rollin” donde todo ser vivo presente bailó en el estribillo. Acá notamos algo que ya habíamos notado en otras presentaciones, el tiempo que se toman entre tema y tema para hablar o, en este caso, para que Dj Lethal tire algunas pistas de canciones y que logre entretener a la gente con eso.
Pasado ese momento de interacción con el público, este mismo recibió la pregunta de si estaban listos para festejar como si fuera 1999, y ante la positiva respuesta los provenientes de Florida se despacharon con “My Generation” y “My Way”, que fueron recibidas a pura emoción y euforia. Había que bajar un cambio, pero no mucho, ya que, aunque el ya propio cover de “The Who”, “Behind Blue Eyes” estaba sonando, Fred pidió a los crowdsurfers que se animaran a pasar por arriba de la gente, y esto fue lo que sucedió durante la segunda mitad de la canción.
Tras “Nookie”, “Boiler” y una divertida, pero medio improvisada versión de “Come as You Are” de Nirvana, todas las miradas se pusieron en el enigmático guitarrista Wes Borland, disfrazado extravagantemente como de costumbre, que se despachó con el riff de Misión Imposible, lo cual era el inicio de “Take a Look Around”. Luego de esto, y para terminar, se vino la última de la noche, la rabiosa “Break Stuff” que puso el broche de oro a un show tremendo y lleno de energía. La única crítica es que fue un poco corto, duro apenas una hora, pero esto fue solo un detalle que no opaco el exquisito sabor en la boca que nos dejaron.
Había que cerrar el día y decidimos que sea a pura fiesta extrema, así que fuimos al pequeño Gehenna a disfrutar de un poco de Brutal Death con Sanguisugabogg. Que buen show el de estos muchachos, sonido súper grave y nítido y todas canciones diseñadas para romperte la cabeza en un pogo y festejar a pura violencia. La única critica es que su música carece de matices, por lo cual a veces un disco del grupo puede resultar monótono, pero en vivo es genial. Si sumamos a eso la energía de los músicos, es imposible que te aburras. Como dato, una vez que el concierto había terminado, el público pidió una canción mas y dicho pedido fue concedido. ¿Qué mejor cierre de evento para una banda que tocar una más a pedido de la audiencia? Muy bueno todo.
Si bien no había más bandas en ese día, no queríamos irnos a dormir, por lo cual pasamos por el stand de Luke’s Bar, el mejor bar metalero de la ciudad y luego nos dirigimos a la carpa del Beergarden, donde hubo fiesta hasta las 2 de la mañana.
Con el cuerpo cansado, pero el espíritu intacto, fuimos por la tercera jornada
A pesar de no haber descansado del todo bien, volvimos temprano para disfrutar la presentación de los legendarios Uriah Heep, banda de los 70, que con su rock pesado encanto a los presentes quienes, entre canción y canción, se adentraron más en el show.
La lista de temas se basó en un par de canciones de su último trabajo, “Chaos & Color”, y en un repaso de sus discos de los setenta. Todos los músicos tuvieron un momento para lucirse, sobre todo el guitarrista y fundador, Mick Box, de 77 años. El show terminó con “Easy Living”, pero hubo sorpresa con los bises y volvieron para interpretar su clásico “Lady in Black”.
Como todos los años, también se encuentra la Copenhell Con, un espacio dedicado a los comics, videojuegos y películas, donde también hubo lugar para distintas charlas de músicos sobre estos tópicos. Pudimos disfrutar una charla que dio Kerry King sobre su fanatismo hacia las películas de terror y su influencia. Más tarde una de Robb Flynn, donde entre varias cosas, contó sobre la influencia del anime “Attack On Titan” en el último disco de Machine Head, “Of Kingdom and Crown”.

Después de las conferencias, volvimos a la música, y fue para ver presentar a la nueva banda y al nuevo disco. Nos referimos a Kerry King y su poder en vivo. A las 17:15 horas puntual, la intro de “Diablo” empezó a sonar y los músicos entraron a escena para despachar la seguidilla asesina de “Where I Reing”, “Trophyes of the Tyrant” y “Toxic”. Ya con estas tres canciones escuchadas pudimos sacar la siguiente conclusión: Kerry King no piensa perder el status que alcanzó con su banda anterior y contó con una escenografía con muchas decoraciones, un juego de luces enceguecedor y muchísimo fuego. La segunda conclusión es que se armó una banda increíble. La base rítmica de Bostaph y Sanders no perdió el tiempo ni un momento y se sostuvo para que Demmel y King escupan esos riff del demonio y soleen. Pero a mi parecer el que se lleva todos los aplausos es el vocalista Mark Osegueda. Le pone unos huevos y una pasión tremenda, logrando su propia identidad vocal sin caer en imitar a Tom Araya. Ni hablar que como frontman también hizo un trabajo excelente.Si bien las canciones de Kerry King tuvieron buena aceptación, la locura se desató cuando sonaron las canciones de Slayer, que fueron: “Disciple”, “Raining Blood” y “Black Magic”. El show terminó también a puro agite con el tema homónimo del disco “From Hell I RIse”. Aprobado el concierto de Kerry pero todos soñamos que la reunión de Slayer se extienda a una gira mundial.
Después de tanta agresión, era momento de festejar con una, o varias, cervezas en mano, lo cual venia ideal para el próximo concierto, que era de los punk folk Dropkick Murphys. Si bien fue un show que contó con pocos matices, fue una fiesta increíble. La banda sonó ajustada como un reloj y se encargó de motivar a la gente durante todo el concierto. El público saltó, bailó, cantó y se divirtió como nunca. Los momentos más destacados del show que duró poco más de una hora, fueron la famosa “Rose Tatto”, el clásico cover irlandés “The Irish Robers” y el gran final con “I’m Shipping Out to Boston”. Un concierto divertidísimo.
Luego del show nos tomamos unos minutos para ir a ver el ritual de solsticio de verano, donde es costumbre quemar un muñeco. Celebración muy común en los países nórdicos.
Seguido a esto, llegó el momento de la encrucijada más grande del festival: teníamos que elegir ver entre los locales Hexis, los héroes del hardcore Madball y la revelación del deathcore actual Slaughter to Prevail. Decidimos ver un poco de Madball y Slaughter to Prevail y compartir las sensaciones.
Madball contó con una cantidad de público que no fue escasa, pero tampoco masiva. Esto no hizo que el show sea flojo, sino que por lo que pudimos ver, contó con buen sonido y buena respuesta, con mucho agite y crowdsurfing.
Mientras que los liderados por el vocalista Alex Terrible tuvieron un público enloquecido y masivo. El pogo no paró un segundo y hasta el cantante se metió entre el público para armar un wall of death.

Poco antes de las 21:30 horas, el escenario principal estaba tapado con un enorme telón que decía "Machine Fucking Head", cosa que anticipaba que se venía el plato principal del día. Comenzó a sonar el clásico “Diary of a Madman” de Ozzy, que hace años lo usan como intro, y al finalizar, cayo el telón y un video comenzó a reproducirse en las pantallas, para dar pie a “Imperium” y el comienzo de la locura. Siguieron con “Ten Ton Hammer” y “Choke in the Ashes of Your Hate”. Había muchas dudas entre el público si Robb Flynn y los suyos estarían a la altura de cerrar un festival de estas características, y la verdad es que dieron todo para demostrar que lo están. Dejando de lado el sonido que fue atronador, contaron con una pantalla enorme que pasó videos, muchísimo fuego, pirotecnia y hasta pelotas inflables que volaron entre la audiencia en “Bulldozer”. También estaban presentando a Reece Scrugs de Havok que esta tomando el rol de guitarrista después de la partida de Vogg.
Un momento mágico fue durante “Locust”. En su preestribillo final bien melódico, comenzó una leve lluvia, un regalo de la naturaleza. Otro momento alto del show fue cuando, aun bajo la lluvia, Robb habló sobre el poder de sanación que tiene la música y como ésta lo salvo en un momento muy oscuro de su vida. Dicho monologo sirvió como prólogo a “Darkness Within” una canción muy emotiva que habla sobre lo antes mencionado. El final del show fue a pura locura con “From This Day”, con el escenario todo rojo y lluvia de papeles de dicho color más “Davidian”. Las dos fueron entonadas a todo pulmón al igual que la emotiva “Halo” donde hubo lluvia de papeles blancos en la parte final de la canción.
Sin duda lo de Machine Head fue tremendo, dieron un espectaculo que fue de lo mejor del festival, me atrevo a decir que fue el segundo mejor concierto del evento. Del mejor show del Copenhell vamos a hablar más tarde…
Pasada la locura del headliner de la fecha, fuimos a bajar un cambio y disfrutar de Chelsea Wolfe, una artista única que mezcla pop poco convencional con la oscuridad del doom. Su show duró una hora y contó con una escenografía modesta, con unas luces que la iluminaban y hacían formas en las cortinas de fondo. La banda que la acompaña hizo un gran labor, pero ella se llevó todas las miradas. Un espectáculo hermoso y relajante que fue acompañado por una lluvia que lo hizo aún más especial. El mismo terminó con ella sola en el escenario, con su guitarra acústica cerrando la fecha de una manera muy íntima y dulce.
Cuarta jornada: solo el amor al metal nos mantiene en pie
Último día y llegamos un poco más tarde ya que el cansancio se estaba haciendo notar, pero todavía quedaban fuerzas para seguir. Arrancamos viendo la presentación de las brasileras Crypta, que desde muy temprano contaron con mucha convocatoria. El show que dieron fue muy bueno, sonido tremendo y una interpretación muy ajustada. A su vez, tuvieron mucha comunicación y juego con el público, en especial de parte de Fernanda, su vocalista, bajista y líder. Dicho sea de paso, destaco su gran labor como cantante, su juego de voces es muy bueno y amplio. Un setlist con su último trabajo “Shades of Sorrow” casi en su totalidad y pocas canciones de su primer lanzamiento. Sin duda, muy recomendable lo de las brasileras, me sorprendieron gratamente.

Venía haciendo falta un poco de heavy metal puro y tradicional, y por suerte estaban los míticos alemanes de Accept para cumplir con esa necesidad. Comenzaron el concierto presentando su nuevo disco “Humanoid”, con dos canciones de este,“The Reckoning” y la homónima. En estos dos temas el sonido se fue acomodando hasta que alcanzó un nivel correcto y también arreglaron la pantalla de fondo que al comienzo no estaba funcionando.
Lo que siguió por la siguiente hora fue una demostración de cómo se hace el heavy metal y la actitud que debe tener. Arengue, movimientos de cabeza y pélvicos sin parar y la voz de Tornillo bien aguda y áspera. No faltaron en el publico los cabeceos y los cuernos, aunque llamó nuestra atención que había menos gente de la que esperábamos.
Si bien toda la banda se lució, las miradas se las llevó el calvo y líder Wolf Hoffman que con sus 64 años, que no los parece, recorrió todo el escenario y cautivo a todo el público con sus solos, riffs y movimientos.
Volviendo a la lista, ésta contó con varios clásicos infaltables del grupo que fueron muy festejados, como “Princess of the Dawn”, el infaltable “Metal Heart”, la poderosa “Teutonic Terror” y el gran final con el himno “Balls to Wall”. Un cierre a puro metal y ovaciones varias. ¡Cuernos arriba para Accept!

Pasamos al escenario Hades, donde veríamos a otra banda importante del hardcore, hasta me atrevería a decir que es la más famosa del género. Estoy hablando de Hatebreed, quienes festejaban sus 30 años de carrera. El concierto comenzó con un largo video de distintos músicos felicitando a los estadounidenses por su 30° aniversario y cuando los músicos subieron al escenario, la locura se desató con “To the Treshold” y no paró ni un segundo. La lista fue una catarata de todos los clásicos de la banda, “Live for This”, Honor Never Dies”, “Destroy Everything” y todos los que te imagines, no faltó uno solo. También se dieron el gusto de hacer “Ghost of War” de Slayer y de tirar al público una pelota gigante en “Looking Down the Barrel of Today”.
El sonido arrancó un poco confuso, aunque se fue acomodando con el correr de las canciones, pero la energía de la banda hizo que ese detalle pasase desapercibido. Ellos no pararon de agitar y arengar al público, sobre todo el vocalista Jamey Jasta, que comunicó que su misión era que todos nos quedemos sin voz, cosa que fue lograda.
Llego el final con la esperada “I Will Be Heard” y si bien la gente pidió una más, desafortunadamente el pedido no pudo ser cumplido. ¡Igualmente, gracias Hatebreed por estos 30 años y brindamos por otros 30 más!
Por suerte nos sacaríamos las ganas de más agresión y violencia con el anteúltimo show del escenario principal. Allí, los liderados por Ice T, hicieron de las suyas. Es que Body Count tiene una propuesta que es una mezcla muy bien lograda entre el hip hop más callejero, el hardcore y el thrash más agresivo. Por momentos la guitarra de heavy metal clásico irrumpe y esta mezcla funciona de manera increíble.
El concierto comenzó con “Body Count’s in the House”, en donde todos los músicos ingresaron al escenario y los dos vocalistas de respaldo comenzaron a incentivar el pogo que comenzó a pura violencia cuando Ice T presentó el cover de “Raining Blood/Postmortem” de Slayer, una de sus principales influencias. La lista fue una descarga sin parar de violencia y agresión que recorrió toda la carrera del grupo y hasta presentó canciones de un próximo disco a editarse este mismo año. Igual, creo que los momentos más altos del show fueron los finales con los clásicos “Talk Shit, Get Shot” (donde la pequeña hija del rapero subió a cantar al escenario), “Cop Killer” que en Argentina es conocida por su versión echa por A.N.I.M.A.L, y el falso bis con “Born Dead” y “This is Why We Ride”.
Si bien la banda sonó ajustadísima y fue un fiestón, el sonido no fue el mejor, por momentos se perdían algunas cosas y se hacía un poco bola. Dejando esto de lado, pudimos apreciar una buena presentación en que las figuras fueron sin duda el carismático líder Ice T y el virtuoso guitarrista líder Ernie C, que enriqueció todas las canciones con sus poderoso riffs y sus solos magistrales.
En este momento tuvimos, otra vez, una encrucijada, ya que en el escenario Hades estarían los deathmetaleros multinacionales, Asinhell, con músicos de Volbeat y Morgoth, y por otra parte, en el tercer escenario se presentó la leyenda del doom metal Mitt Pike con su banda High on Fire y el pequeño bosque los thrashers de Enforced. Pero en ese momento debo confesar que nos ganó el fanatismo, y aunque queríamos ver a las tres bandas mencionadas, se optó por obtener un lugar en primera fila para el plato principal del día, y porque no, del festival también. Hablo de los progresivos Tool.
Tres minutos antes de la hora pactada empezaron a sonar los latidos pertenecientes a la intro de “Third Eye”. La estrella de 8 puntas que adornaba su escenario tomó su posición, al igual que los músicos, y como una trompada sonora, la poderosa “Jambi” se adueñó del control de los parlantes. A partir de ese momento, pudimos sacar la conclusión que el sonido era lisa y llanamente perfecto. Todo estaba en su volumen correcto y se podía apreciar el sonido con una claridad tremenda.
El concierto siguió con la que da nombre a su último trabajo, “Fear Inoculum” y la poderosa “Rosetta Stoned” donde empezamos a prestar atención a las pantallas que pasaban videos y animaciones correspondientes a cada canción. Cabe destacar que la calidad de imagen de las pantallas era de otro mundo, se veía más real que la misma realidad. El guitarrista Adam Jones se acercó al público para tocar los acordes iniciales de “Pneuma”, canción que se hizo muy popular debido al drum cam del baterista Danny Carey, por lo cual me di el gusto de prestarle atención al señor detrás de los parches y quedé maravillado. Su batería es enorme y no deja un cuerpo sin utilizar, realiza phils complicadísimos con una sola mano y no pierde el tempo por más de que cada uno de sus miembros estén tocando a diferentes velocidades. Llegó el momento en el setlist donde se repasaron los discos más viejos del grupo y la encargada de representar al primer disco fue la poderosa y ganchera “Intolerance”, a medida que la tapa de su primer trabajo apareció en las pantallas. Luego de una pequeña zapada, donde el bajista Justin Chandellor tomó protagonismo, comenzó una de las canciones más famosas del grupo: “Schism”. Dicho bajista se lució haciendo sonidos rarísimos con su instrumento.
Decidieron seguir recordando su aclamado disco “Lateralus” y lo hicieron con la intensa “The Grudge” donde el vocalista Maynard dejó sordas a las 35.000 personas presentes con un grito de aproximadamente 30 segundos. Una verdadera explosión de energía.
Con un juego de luces enceguecedor que acompañaba a las visuales, interpretaron la inmersiva y oscura “Floods” e “Invincible”, de su último trabajo.
Ya iba siendo la hora del final, y esta vino acompañada de una sorpresa, el debut en vivo en esta gira europea, de su clásico “Aenema”, que fue mi momento favorito del concierto. Y cuando todo parecía que iba a terminar ya que solo suelen tocar solo una canción de su disco “Aenima” del 96, Maynard saco su megáfono, lo que significo que era momento de, ahora si, la última canción de la noche y la que abre el mencionado disco, el clásico “Stinkfist”. Un final épico y emotivo, que terminó con los músicos saludando y con las hijas de Danny arrojando los palillos a la audiencia.
Sin dudas, vivimos un festival con enormes presentaciones, pero la de Tool fue la mejor, seguida por Machine Head, Steel Panther y Biohazard. Pasadas todas las bandas, no quiero terminar la reseña sin hablar sobre algo casi igual de importante que la música, y eso es la comida. Copenhell ofrece una variedad de 50 puestos de comida de todo tipo: vegana, árabe y latina, entre otras. No vamos a negar que también nos tomamos el tiempo para probar la comida de varios de estos puestos y quiero destacar la calidad de algunos. El primero es la barbacoa texana de War Pigs, con una amplia y deliciosa variedad de ahumados. El clásico del festival Pigs From Hell, que ofrecen un cerdo ahumado con papas a la crema delicioso y también, lo más extravagante, una cabeza de cerdo completamente ahumada, un manjar. Por último quiero resaltar la cadena de restaurantes Hooked, que ofrecen comida de mar y su mejor plato fue una especie de pancho hecho de langosta desmenuzada. Otro punto a remarcar es la gran cantidad de puestos de bebida, esto hizo que las filas no fueran tan terribles y largas. Y también su variedad, se podía conseguir desde agua a cerveza y otras bebidas espirituosas como Fernet Branca y Jagermeister. Por último, también la destaco la cantidad, calidad y limpieza de los baños.
En conclusión, hemos vivido un Copenhell impresionante y que cada año crece más, ofreciendo más atracciones, servicios y espacios para poder disfrutar el sentimiento por la música pesada, que tanto nos moviliza. Sin dudas, si estás planeando visitar alguno de estos festivales, este es altamente recomendable, debido a su organización y profesionalismo.
Por Ignacio Azzarita
Fotos: Ignacio Barletta
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