top of page

Exclusiva con Vitico en el Berlina Vorterix donde nos cuenta de Riff y Viticus

“Se vienen muchos shows con Riff para este segundo semestre y van a ser increíbles”



Ya sin JAF en guitarra y voz, pero con la novedad de la inclusión de Boff, Riff sigue en el ruedo este año con muchos shows y con una agenda muy cargada para estos meses que se vienen. Este finde largo se presentan en Quilmes y Escobar, el 6 y 8 de julio, respectivamente. De esto y mucho más, charlamos durante dos horas impagables con el histórico bajista de la banda minutos después de que Argentina le ganara a Venezuela y pasara a la semifinal de la Copa América 2019. Este es el resultado.


Estás otra vez con Riff…

Estoy tocando en Viticus, por un lado, pero haber resucitado a Riff es un experimento basado en genética y cromosomas; y para hacerlo “más simple”: es lo mismo que hizo Led Zeppelin con el hijo del baterista John Bonham, pero yo lo hago con dos. Entonces, ¿por qué genética? Porque tanto Pappo, como Oscar Moro, tuvieron un solo hijo, y ambos se dedicaron a lo mismo que ellos. Juanito (Moro), tocando la batería, es extraordinario. Luciano no toca la guitarra como Pappo, pero canta como Pappo. Y, además, está mi hijo, Nicolás, para quien, su principal influencia, fue Pappo.


Bueno, Nicolás tocó en aquel último concierto de Pappo con Riff en Cosquín, en el año 2005.

¡Exactamente! Y ahora, Nicolás, está todo el tiempo en Riff. Ya no es más un invitado. Antes sí, porque el espectáculo que habíamos armado era una novedad, que empezaba con “Riff VII” con la voz de Pappo, para crear esa magia, ¡blanca, por supuesto!, de oírlo al Carpo, y a Luciano eso le salía fenómeno. Después entra Nico y vamos a la parte del principio. La cuestión es presentar un buen espectáculo integral porque, yo quiero tanto a Riff, que no puedo permitirme hacer ninguna boludez con ese nombre. Para mí, lo más importante es salir y sonar, porque el objetivo es que la gente se vaya mejor de lo que vino. Cuando yo viví dos años en Inglaterra, todos los fines de semana me iba a ver alguna banda, desde Pink Floyd a Deep Purple, pasando por Uriah Heep, y estaba toda la semana contento de haber vivido conciertos históricos y de ver a grupos que sonaban muy bien..


Lamentablemente, el sonar bien y el dejar una buena imagen es algo que acá no se cuidaba tanto en los comienzos, ¿no?

Mirá, yo tengo una teoría sobre los asesinos del rock, pero está todo bien. Ahora a mí se me dio la oportunidad de poder mostrar a los más chicos cómo suena una banda de rock en serio, con toda la emoción que eso supone. Es directo, es contundente, acá no hay boludeces. En Baradero, por ejemplo, logramos uno de los mejores sonidos en vivo que he tenido en la vida. Yo tengo mucho respeto por todos los que hacemos esto, pero a veces falta emoción. Habiendo estado dos años de jurado en “Rock del País”, vi y oí bandas buenísimas de diferentes estilos, pero, ¿qué pasa? ¿Por qué no están esas bandas en el aire? Porque si esas bandas estuvieran en el aire, todas las demás resultarían mediocres, como lo que son. Hay una gran compañía que maneja todo y es como que, de otra manera, no les convendría. Y lo mismo pasa con nosotros, que quizás no conviene difundirnos porque sino todos los otros parecerían boludos en una calesita.


¿Y vos todavía conservás la emoción de siempre?

¡Yo me vuelvo loco cuando toco, me entusiasmo! Cualquiera que pase en el conservatorio unas cuantas horas y después en su casa haga lo mismo, va a tocar alucinantemente bien, pero esta música, los que la inventaron o empezaron, como los negros en Estados Unidos, la tocaban con sentimiento y con esas grandes voces. Para mí, no son necesarios los virtuosos, por lo menos en esta música. Es mucho mejor tener buen humor y, sobre todo, ser buena persona, que ser un virtuoso guitarrista. Yo, con mis limitaciones, trato de hacer que cada show sea un poquito mejor que el anterior. Y ahora estoy orgulloso de Riff porque suena muy, muy bien.


Esto me lleva a preguntarte cómo vienen los shows de Quilmes y Escobar que están por hacer, digamos, con un nuevo integrante.

Que de nuevo tiene tanto como yo de viejo (risas). JAF es un señor, pero se quiere ir a España con lo suyo, lo cual es muy respetable. Además, la parte de “Riff VII” ya fue, salvo “La Espada Sagrada”, que la vamos a seguir haciendo. Pero ahora quiero ir al origen, a los temas clásicos de la banda. En realidad, lo que vamos a hacer no es otra cosa que todos los temas que la gente quiere oír de Riff. Es lo que la gente quiere oír, lo que yo quiero tocar, lo que mejor suena y lo que yo estoy orgulloso de tocar con pibes que tocan tan bien, porque yo estoy convencido de que los de mi edad son insoportables, o bien están muertos o viven de glorias pasadas (risas). A mí me gusta tocar seguido y, además hay que tener sentido del humor, sino acá estás perdido.


¿Tuviste que convencerlo a Boff?

Yo hablé al principio con él, pero él no estaba decidido. Pero ahora le pregunté: “¿Qué tenés que hacer este fin de semana?”,  “Nada”, me dijo. “Entonces, venite con nosotros a Santa Rosa, La Pampa”, le contesté. En este momento lo mejor era volver a tocar con el joven Boff, que ya no es tan joven, pero yo le voy a seguir diciendo así.


Entonces, Boff “debutó” en La Pampa con este nuevo Riff.

Sí. Ustedes me preguntan y yo contesto, pero no es para hacer “ohhh”. Es simplemente una corrección del rumbo, y lo digo con respeto hacia alguien que canta tan bien como JAF. Y quizás hasta haya más sorpresas en el futuro si invito a Juan García Haymmes (N. de la R.: primer cantante que tuvo Riff) a cantar unos temitas, porque, aunque muchos no se acuerden, cuanto teníamos que hacer algo en serio lo llamábamos a Juan para que hiciera apoyatura de voces, como en River con AC/DC. Juan empareja todo.


¿Sigue en actividad?

Sí. Me viene a ver a casa una vez por semana, así que no sé si no se estará peleando con su mujer (risas). Tanto con Viticus como con Riff, nos cagamos de la risa. Y yo, a los guitarristas, les digo: “pongan el volumen más bajo, acá lo único que tiene que sonar fuerte es el bajo” (risas). Pero es porque yo estoy mucho más sordo que ellos (más risas).


¿Son de ensayar con el volumen fuerte ustedes?

No. Con el tiempo, aprendí y me convencí de que el volumen muy fuerte puede ser en algún momento, pero, lo principal, es que todos nos oigamos entre sí razonablemente bien. Y si, en los últimos dos o tres temas, subís un poco, está todo bien, pero tocar muuuy fuerte es de otra época y no se ganó nada con eso. Como dijo Albert King, no quiero que ni una sola persona se vaya de la música que estoy haciendo porque el volumen está tan fuerte que lo aturde. Pero, por otro lado, hay que tener polenta, por ahí viene la cosa.


¿Qué continuidad va a tener Riff en la segunda mitad del año?

Esto sigue, por lo menos, hasta fin de año. Después, a menos que entremos a hacer temas nuevos, que ya sería otra cosa, esto sigue. Pero no me gusta hablar de algo que aún no se hizo. Por eso, lo que estamos haciendo es recrear esto en lugares donde la gente no nos pudo ver, como en Vorterix, que yo elegí hacerlo porque es un lugar que suena bien y que da gusto tocar en ese escenario de madera. Yo, esto, no lo hice por plata, sino hubiéramos hecho algo en un lugar para veinte mil personas. Por eso prefiero tocar veinte noches y ganar la cuarta parte de lo que me proponían, pero quiero sonar bien, porque, en una sola noche, te puede salir algo mal. Hasta ahora, estuvimos en Córdoba, en Rosario, y vamos a ir a Santa Fe, Santiago del Estero y La Pampa, para que vean cómo suena una banda de rock y sepan cómo sonaba Riff y por qué Riff fue y es lo que es, a pesar de hoy no esté Pappo. Y el que vio esto, lo sabe. Porque están los puristas que también decían que AC/DC sin Bon Scott no podía seguir. ¡Y mirá todo lo que hicieron después!.


Pero como ahora están los hijos de Pappo y Moro, es distinto a que si hubiera otro violero y otro batero.

Por supuesto. Sino no tendría nada de lógica. Por eso digo que esto es un experimento basado en cromosomas y genética. Hay veces que, en los ensayos, me hablan Luciano o Juanito y me dicen lo mismo que me hubieran dicho sus padres, tienen el mismo sentido del humor y eso es impresionante. Durante doce o trece años me insistieron para hacer algo con Riff y siempre dije que no. Pero hace un par de años me encontré con Luciano en algún lado, y lo vi tan bien que me dio mucho gusto que estuviera en buena forma. Y lo seguí viendo y así llegamos a esto.


¿Cómo ves a Riff tocando en países limítrofes en la actualidad?

A Uruguay vamos a ir en septiembre. A Paraguay fuimos con Riff hace muuucho y a Chile también. Ir a Brasil es re difícil.


Decías que, a partir de ahora, sólo van a tocar “La Espada Sagrada” del disco “Riff VII”…

Sí, porque “Elena X” olvídatelo.


Yendo a tu banda, ¿cómo viene la actividad para Viticus este año?

El 20 de julio, Viticus en El Teatrito. Y esto es muy importante, porque tenemos algunos temas nuevos.


O sea que, en los momentos que tenés libre, alternás entre Riff y Viticus.

Mirá, tiempo tengo (risas). Y eso no puede ser mejor, porque, sino tocás con unos, tocás con los otros. Y no le soy infiel a ninguna de las dos bandas porque toco la misma música. Cuando desaparece Riff en aquel desgraciado momento, yo hice con Viticus lo que íbamos a hacer con Pappo, que era grabar los temas del primer y segundo disco con un sonido de ese momento, que después lo hice con temas míos porque, después de un par de encuentros de motos, sonaban tan bien que nos decidimos a grabar. Y de esto hace unos quince años. Yo nunca paré, y hace tres o cuatro años llegamos a hacer cincuenta y dos shows en el año, con una combi por todo el país. Estuvimos tres veces en el País Vasco, en Cataluña, en el Estado Español y… siempre de abajo, eh.


¿Tienen planes para grabar algo con Viticus?

Sí, de acá a fin de año quizás. Pero los pibes me dicen que las cosas, ahora, se hacen de otra forma; como, por ejemplo, ir subiendo de a un tema a las redes. Y la combinación perfecta de esto es: la experiencia mía y la garra que yo le pongo, con la información y las ganas que ellos traen. Pero yo sigo siendo bastante “analógico”.


¿No sos de andar metiéndote en las redes sociales, no?

Poco, aunque pienso que son útiles y que hay gente que se comunica a través de ellas. Gracias a Internet hoy podemos ver videos de la gente que empezó con todo esto, sino ni loco los habríamos conseguido, y eso es maravilloso. Es como la biblioteca de Alejandría, pero de música (risas). El soporte musical cambió con el tiempo: en una época fue el vinilo, después el cassette (junto con el vinilo), luego el CD y, ahora, está todo en un pendrive o en Spotify, que, de a poco, están empezando a pagar por los derechos.


Es como volver al single esto de andar subiendo un tema a las redes. A propósito, ¿Riff nunca sacó un simple?

No, creo que no había en esa época. Aunque yo saqué uno con los Criss Cross.


¿Esperabas tener tanto éxito con este Riff actual?

Yo, lo único que esperaba, era que sonara como suena. Si hacés las cosas bien, es probable que la gente venga a verte. Nosotros no dijimos ni una sola palabra hasta que hicimos una conferencia de prensa y yo hablé de que, esto, de ninguna manera era una vuelta de Riff porque Pappo no estaba. E hicimos este experimento, con genética y cromosomas, porque los gustos hay que dárselos en vida.


¿Qué les dirías a los que quizás critican?

Que vengan a ver el show. Hay gente que llora de alegría cuando nos ve porque nunca pensó que iba a poder volver a oír y a ver esto. Y esa es mi alegría también. Esto no sólo es darme el gusto de hacerlo, sino también de demostrarle a la gente lo que fue Riff y que esto es una aproximación perfecta.


¿Cómo llegan a contactarse con Juanito Moro?

A través de Luciano, que me contó que se lo había encontrado en algún lugar y que le había dicho: “Eh, a ver si algún día hacemos algo”. Y a mí eso no me extrañó nada porque su abuela era paracaidista. Después lo llamé yo a Juanito para comentarle esto de Riff y él me contestó: “¡Qué grossitud!”.

Y ahora él toca con la misma batería que usó su padre para grabar “Riff VII”.

Totalmente. Son detalles importantes. Está todo muy cuidado.


¿Qué sentiste cuando finalizaron esos tres shows iniciales en Vorterix el año pasado?

Satisfacción; que habíamos hecho las cosas bien. Además, la organización de MTS fue extraordinaria. Pudimos ensayar en Vorterix unas cuantas veces, lo cual te da otra seguridad, e hicimos el sonido con Adrián Taverna. Esto, más que un trabajo, es un gusto que uno se da y una aventura, porque en cada show vas a un lugar que probablemente no conozcas y no sabés si va a ir gente o no.


¿Sentís nervios antes de salir a tocar?

Por supuesto, sino no lo haría más. Siempre tratamos de poner lo mejor de uno mismo.


¿Cuándo son los próximos shows de Riff, ahora con Boff?

En Quilmes el 6 de julio (Enigma Club) y en Escobar el 8 de julio.


¿Se grabó algo en vivo en Vorterix?

Sí, y ya lo editaremos. Tenemos que elegir con Adrián (Taverna) las mejores versiones de cada tema entre las tres noches, porque, realmente, es muy grosso esto.


¿Adrián Taverna dio sus primeros pasos como sonidista con Riff?

Empezó con Riff, sí. Su primer susto se lo pegó con Riff. Él había venido con Robertone, que era nuestro sonidista, a una gira de tres fechas, subió al colectivo y lo hicimos creer que lo íbamos a iniciar en cultos esotéricos, y eso no se lo olvida; dice que a veces tiene pesadillas (risas).


En 2020 se cumplirán 40 años de aquel mítico primer concierto de Riff en el actual teatro IFT. ¿Van a ser algo al respecto?

No lo sé, pero sí vamos a hacer algo en Capital Federal antes de fin de año… En el Vorterix nos sentimos como en casa y está muy bien puesto este teatro.



Por Ricardo Puiggrós, Sergio Giambruni y Alejandro Peruffo

bottom of page