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Vimos a Ritchie Blackmore’s Rainbow y te contamos las sensaciones que nos dejó

empodrom – Berlín, Alemania – 18/4/2018
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Se apagan las luces de la sala. “Smoke On the Water”, el que aún sigue siendo el riff de guitarra más célebre de la historia, resuena por el recinto coreado por los 7.000 presentes. Así nos imaginábamos muchos el regreso al rock de Ritchie Blackmore, el hombre que le dio su renacentista espalda por casi 20 años. Sin embargo, para Blackmore, volver a la música pesada sería en sus propios términos, cosa que estábamos dispuestos a aceptar. La cuestión es la calidad de los mismos.

Difícil tarea es la de relatar lo vivido en el Tempodrom de Berlín. Dependiendo de cada uno, las impresiones serán muy diferentes. Por un lado, están los fundamentalistas, para los cuales ver a Blackmore es una experiencia religiosa y todo lo que haga roza la genialidad. Después, están los fans esporádicos, quienes van a un show de rock cada 3 años y a los que con la cantidad adecuada de cerveza todo les parece bien. Por otro lado, están los rockeros asiduos, los que han podido ver recientemente a Deep Purple, a Don Airey con su excelente banda, o a Glenn Hughes haciendo parte de este mismo repertorio. Para los que poseen un lúcido punto de comparación, el show de Rainbow definitivamente no convence a nadie.

Podría pensarse que el principal problema a la hora de recrear los clásicos de Deep Purple y Rainbow serían los vocales. ¿Quién tiene hoy en día el carisma original de Ronnie James Dio o Ian Gillan? Nadie. No obstante, el trabajo del chileno Ronnie Romero es sólido y adecuado. El repertorio elegido también es acertado, incluye muestras de lo mejor que ha compuesto Blackmore. El fallo está en que el set va de lento a mucho más lento. En esta noche las versiones suenan anémicas, soporíficas, sin ritmo. El único que parece hacer el esfuerzo de seguir a Ritchie, de tratar de tocar con él y de inyectarle energía a las interpretaciones es el bajista, Bob Nouveau, y está todo dicho. El resto de la banda parece estar tocando cada uno por su lado. Se hace evidente que Blackmore no ha practicado y que al conjunto le falta ensayo.

Por lejos, el mejor momento de la noche es “Soldier Of Fortune” perteneciente a “Stormbringer”. En acústico, sólo con su guitarra y la voz de Romero, Blackmore logra un momento íntimo e intenso. Los temas del período Graham Bonnet/Joe Lynn Turner de Rainbow son más directos, no necesitan tanta interacción entre los músicos. Canciones como “Since You Been Gone” o “All Night Long”, aunque tocadas muy lentas, suenan bastante mejor que, por ejemplo, “Stargazer”. Es duro para un fan ver a Blackmore preguntándole a sus músicos: “¿Qué parte viene ahora?”. ¡Por Dios, él compuso estos temas!

Finalmente llega lo que la masa había venido a ver: “Smoke On the Water”. Incluso los carteles del evento así lo promocionaban: “Ritchie Blackmore - Mr. Smoke On The Water”. El Hombre de Negro se decide por una versión diluida, arpegiada, en la cual el riff llega recién a la mitad y de mala gana. Ni siquiera la termina de tocar, simplemente se quita la guitarra y se va del escenario, para sorpresa de sus pobres músicos. Luego vuelven para un “Burn” a velocidad de tortuga. Está asumido que este es Ritchie Blackmore con 73 años. No hay problema con eso. Simplemente, es triste verlo obstinadamente demoler, con desidia, su propia leyenda.

Texto y Foto: Nicolás Coitiño (Corresponsal en Alemania)
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