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Vader iluminó Buenos Aires con la llama extrema

The Roxy La Viola Bar – 23/5/2018
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Resulta difícil encontrar en la actualidad del género, agrupaciones de la vieja escuela que en estos días estén pasando por uno de sus mejores momentos. Obvio que sí, las hay, pero no son muchos los casos. Vader es una de ellas, sin lugar a duda. Una de las bandas más representativas de lo extremo a lo largo de los años que no sólo fue pionera cuando todo comenzaba, sino que hoy también transita por un presente con viento a favor tanto en composición de discos como en giras y shows en vivo.

Así lo ve también James Stewart, baterista de la banda, quien unos días antes de su presentación en nuestro país, declaró en una entrevista que le hicimos, que ésta es la formación más sólida de la banda desde hace tiempo y que quizás por eso los trabajos discográficos reciben muy buenas críticas.

Con todos esos pergaminos, aterrizaban una vez más en la Argentina en el marco de la gira celebración de los 25 años de su placa debut denominada “The Ultimate Incatation”, la cual fue regrabada íntegramente el pasado 2017 y a la que se le adosaron unos bonus tracks más que interesantes para rebautizarla bajo el nombre “Dark Age”.

La noche comenzó con un gran combo de bandas nacionales que fueron condimentando la velada con ingredientes justos y acordes al plato principal que vendría luego. Descarnado, Victimario y Avernal (en ese orden) hicieron de las suyas con tres setlists muy fuertes y agresivos que le dieron calor a una noche fría y que se llevaron el reconocimiento masivo de los espectadores.

Las agujas se arrimaban a la hora 22, cuando la banda polaca, pionera del death metal, se fue acomodando de a poco en el bar de Av. Niceto Vega, mientras de fondo sonaba la intro tétrica “Creation”, que indicaba claramente que todo estaba por comenzar. Y fue de ese modo que “Dark Age” se encargó de abrir la noche junto con “Vicious Circle”, “The Cricified Ones” y “The Final Massacre”, en donde los blast beats no dejaban de aparecer segundo tras segundo como una ráfaga de manera extremadamente violenta, al igual que la combinación de riffs demoledores y una voz gutural perfecta a cargo de Piotr “Peter” Wiwczarek.

Con un sonido que iba mejorando con el correr de los tracks, cada instrumento también fue destacándose por sí solo al punto que la claridad y la potencia, fueron denominadores comunes y lideraron un miércoles maravilloso.

“Testimony”, “Chaos”, “One Step To Salvation” y “Demons Wind” pasaban casi sin respiro, cuando Peter logró encontrar una pausa entre ellas y dijo: “Muchas gracias por esta noche tan loca, les aseguro que volveremos”. No sorprende para nada que un músico del extranjero se enamore tan fácilmente del público local, porque siente la demostración de afecto desde el minuto uno de cada show, cuando se le brinda una respuesta constante al agite que surge desde arriba del escenario.

Ya promediando el evento, “Decapitated Saints”, “Breath Of Centuries”, “Wings” y la enorme composición que forma parte de un gran videoclip, “Triumph Of Death”, también sonaron y provocaron el pogo característico. Con una sonrisa hiper visible, los cuatro intérpretes se miraban entre sí cuando de fondo se coreaba: “Olé, olé, olé…Vader, Vader”. James acompañaba ese canto con el bombo y todo se volvió una fiesta.

La imagen del trabajo discográfico regrabado a finales del pasado año se mantenía fija detrás de la batería, pero adelante, las luces y el humo le ponían una adrenalina infernal a cada acorde.

“Sothis”, “Carnal”, “Silent Empire” y “Prayer To The God Of War”, iban marcando a toda velocidad el cierre, que finalmente se dio con “Send Me Back To Hell”, “Cold Demons” y, luego de un break de un puñado de minutos, “Halleluyah (God Is Dead) le puso el punto final a una lista de dieciocho canciones una mejor que la otra.

Exponentes de lo brutal, este cuarteto dio todo en un show que no se borrará tan fácilmente de la retina los fanáticos. Dejaron más de una evidencia que resume el por qué de este gran presente y de la referencia que significan para una infinidad de bandas que conforman la escena por estos días. Es un placer disfrutarlos en un momento que resulta ser más que auspicioso. Y si el placer es un pecado, bienvenidos al infierno… el infierno de Vader.

Por Lucas Barrionuevo
Foto: Rommel Hernández
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