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Corrosion Of Conformity dejó su sello en Argentina con una noche inolvidable

Corrosion Of Conformity dejó su sello en Argentina con una noche inolvidable
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La llegada a nuestro país de una de las tantas bandas que marcaron una época allá por la década del ´90, se dio con un marco más que satisfactorio que logró superar todas las expectativas. Un show que tuvo lugar en Uniclub, ubicado en el barrio porteño del Abasto y que se desarrolló como parte de la gira latinoamericana, la cual coincide con el reciente trabajo discográfico de este cuarteto, denominado “No Cross, No Crown”.

Todo comenzó con E.D.O (Existencia de Odio), una agrupación que con una vasta trayectoria en la escena del hardcore nacional que hizo despertar a aquellos que se iban acercando al lugar con un set bien a la altura de las circunstancias. Luego fue el turno de Transmutar. Con pocos años de ruedo en la escena, acaparan una gran cantidad de fanáticos y son el ejemplo perfecto para describir al rock pesado de estos días; mucha fuerza y actitud arriba del escenario, muy buena técnica y, sobre todo, un sonido contundente que se llevó muchísimos aplausosuna vez finalizada la performance.
En resumen, dos muy buenas bandas que aprobaron más que satisfactoriamente este examen de ser los teloneros de una fecha muy esperada por estas tierras. Si bien no es la primera vez que hacían pie en Buenos Aires, los Corrosion Of Conformity llegaban a la Argentina poco más de diez años después, con disco nuevo bajo el brazo y una previa que prometía de antemano.
Fue así que las promesas concluyeron y la realidad marcaba que faltaban tan solo diez minutos para la hora 22, cuando el mítico bajista de la banda Mike Dean rompió el hielo y fue el primero en aparecer en escena y en entonar las primeras notas de “Bottom Feeder”, instrumental que cierra el disco “Wiseblood”, al que se sumaron el resto de los músicos luego y que es ya conocido en la apertura de los shows de los californianos. Ante la salida del guitarrista Woodroe Weatherman y el frontman Pepper Keenan, el clamor del público (que ya a esas instancias había desbordado Uniclub), fue notable.
Con la notable ausencia en esta gira del baterista Reed Mullin, el lugar de la percusión estuvo de todos modos muy buen ocupado por el joven John Green. Luego de aquel instrumental, el juego se abrió con “The Luddite” y “Broken Man”, este último, track del quizás disco más emblemático de la banda denominado “Deliverance”, que fuese editado allá por el año 1994. A éste le siguieron casi sin respiro “Señor Limpio”, “Long Weap/Big América”, “Wiseblood” y el ultra archi clásico “Who´s Got The Fire”, que desató la fiesta en el recinto del evento.
Keenan portaba una venda en su hombro derecho, producto de un accidente sufrido durante su estadía en Brasil. Así y todo, tuvo un gran carácter para encarar una tarea muy satisfactoria, al igual que el resto de sus compañeros. Todos sobresalieron y la clave del entendimiento arriba del escenario resulta más que obvia, y es el conocimiento entre ellos desde hace años. Ir a ver a Corrosion Of Conformity en vivo es como una promesa de satisfacción garantizada que finalmente se cumple.
“Seven Days”, “Paranoid Opioid” y “13 Angels” se escucharon, mientras todos los espectadores disfrutaban cada nota de un recital que supo mantener una regularidad y captar la atención a cada instante. “Vote With A Bullet”, “Wolf Named Crow” y “Albatross” fueron dándole el cierre a la velada que tuvo el desenlace con “Clean My Wounds”, una composición que a modo XL, se extendió más de lo normal y se llevó el aplauso masivo.
Vinieron, tocaron y saldaron la deuda con la gente. El público quería verlos después de tanto tiempo y una vez volvieron. Emblemáticos, sí. Vigentes, también. Pasó una banda que acercó el espíritu de los ´90 y eso es para celebrar.

Por Lucas Barrionuevo Foto: Andrés Violante
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