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Yngwie Malmsteen en Argentina – Teatro Vorterix (19/10/2022)

El sueco de oro lo hizo de nuevo
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El término “Parabellum”, hace referencia en principio tanto a la pistola desarrollada por Greg Luger en Alemania como a sus cartuchos; al mismo tiempo, está vinculado una máxima latina basada en el escritor romano Vegecio “Si vis pacem, para bellum” (“si quieres la paz, prepárate para la guerra”). Sin embargo, hoy en día, engloba a las 10 canciones de la más reciente placa discográfica del prodigio de las 6 cuerdas, Yngwie Malmsteen, cuya gira promocional recaló en la Argentina el pasado 19 de Octubre en la sala Vorterix de Buenos Aires de la mano de MTS y Stargate producciones.

No hay que decir que el guitarrista sueco se encuentra hoy por hoy en la categoría de dioses del olimpo y que es venerado por toda la comunidad musical sean instrumentistas ejecutantes o simplemente genios del “air guitar”, del “headbanging” o de la “estupefacción contemplativa”, por si esto fuera poco, el nivel de fanatismo de sus seguidores, así como el ya conocido carácter y niveles de exigencia del propio Malmsteen hicieron que algunos se preguntasen quién sería capaz de abrir un show de semejante magnitud y la respuesta no se hizo esperar, a la hora señalada el super grupo Guitar Show ocupó su lugar sobre el escenario del Vorterix.
Guitar Show es un proyecto musical conformado por Marcelo Roascio, Carina Alfie y Adrián Subotovsky, quienes demostraron su destreza, habilidad, capacidad interpretativa y sensibilidad sobre el escenario, distinguiéndose con claridad, y en los momentos precisos, los estilos individuales de cada uno sin que ello fuese en detrimento del espectáculo sino todo lo contrario.
Contaron además con un sonido que, sin llegar a ser ensordecedor, permitió a la audiencia disfrutar plenamente de una actuación equilibrada y muy bien lograda. Un sentido “Adiós Nonino” de Astor Piazzola (pieza a la que sumaron un bandoneonista) puso punto final a su intervención, siendo literalmente ovacionados por los presentes, en particular Carina Alfie, quien visiblemente emocionada tomó los micrófonos para gritar “Aguante Yngwie” y “Welcome Yngwie Malmsteen”.
A estas alturas, no creemos que haya algún tipo de dudas sobre la calidad y cantidad de talento existente en nuestra Argentina (y Latinoamérica en general), pero si por casualidad existía alguna, tendría que haber quedado absolutamente disipada luego de la actuación de los Guitar Show, muchísimas felicidades; esperamos poder verlos en escena nuevamente muy pronto.
Se acercaba “el momento de la verdad”, ese que le pondría fin a 6 años de espera, la ansiedad aumentaba, los minutos se hacían eternos, hasta que finalmente, el telón se abrió y los acordes de “Rising Force”, acompañados por la voz del tecladista Nick Marino, inundaron el recinto mientras la presencia imponente del sueco de oro parecía llenar cada centímetro del escenario. Un público enloquecido y absolutamente delirante fue llevado hasta el paroxismo apenas Malsmteen encaró el endemoniado solo de guitarra de este clásico indiscutible.
Los gritos de “Te amooooo”, “Moooonstruoooo”, “Geniooo” así como las lágrimas producto de la emoción se sucedían sin parar y así, prácticamente sin pausa, ante una multitud extática, comienza una especie de popurrí (si es que cabe el término en un evento de esta naturaleza) con los temas “Top Down, Foot Down / No Rest for the Wicked”, “Soldier, Into Valhalla/ Baroque & Roll”, mientras un Yngwie Malmsteen pletórico, va de aquí para allá, haciendo sus acostumbradas cabriolas, demostrando esa genialidad, destreza y feeling que lo caracteriza, acompañado por Nick Marino en el teclado, Emilio Martínez en el bajo y Brian Wilson en la batería, una banda muy sólida y muy consciente de quien manda y quien lleva la batuta del espectáculo.
En medio del entusiasmo y la locura generalizada producto de la devoción más absoluta, vino un breve respiro gracias a una muy sentida interpretación vocal de “Like an Angel” por parte del propio Yngwie, la cual tomó por sorpresa a más de uno, dejando muy en claro que el sueco no solo es un guitarrista fuera de serie, así como un excelso compositor, sino que también puede cantar muy bien.
Luego de un muy celebrado “(Si Vis Pacem) Parabellum” de su más reciente trabajo, los acordes de “Badinerie” (Johann Sebastian Bach), “Adagio” (Niccolò Paganini) y “Far Beyond the Sun” (el cual incluyó un fragmento del solo guitarra de “Rapsodia Bohemia” de Queen) hicieron las delicias de una audiencia que desde el primer segundo se había rendido ante un increíblemente carismático y sonriente Yngwie Malmsteen, el cual, no paraba de moverse sobre el entarimado del Vorterix, desarrollando un show que iba más allá de sus típicas maniobras circenses sobre el mástil, del juego con los volúmenes así como del interminable lanzamiento de púas hacia el público sino que además incluía a su asistente, quien constantemente le proveía de púas, ajustaba el micrófono a la altura necesaria y recibía sin titubear las guitarras que el sueco de oro le arrojaba a su antojo (si, leyeron bien, literalmente se las arrojaba, inclusive de espaldas y por encima de su cabeza). La verdad es que ese pibe se merece un reconocimiento aparte por su incansable labor.
Por supuesto los cánticos de “oléeeeeeeeeeee olé olé oléee gooordooooo gooordooo” estuvieron presentes a lo largo del show para delicia absoluta de tanto de Malmsteen como de su banda, quienes continuaban mandando trallazo tras trallazo sin dar muestras de cansancio ni bajar un ápice la intensidad de su performance.
Luego de un delirante “Toccata” hay una brevísima pausa donde se dejó oír el archiconocido “no se vaaaaa, no se vaaaa, el gordo no se vaaaa” por parte de un público definitivamente insaciable para que, (pocos momentos después), la banda contraataque con un muy celebrado cover de “Smoke on the Water” (Deep Purple) y una alucinante “Fugue”, que hipnotizó a todo Vorterix.
Una muy emotiva “You Don't Remember, I'll Never Forget” gritada más que cantada por un público totalmente extasiado y la inmortal “Black Star” cerraron una noche magnífica, una en la que sencillamente no se podía pedir más, vimos un Yngwie Malmsteen muy activo, sonriente, comunicativo, desarrollando una performance perfecta, con un set equilibrado, acompañado por una banda compacta, en fin, una verdadera maquinaria musical bien aceitada. Un show donde no había espacio para el aburrimiento, una verdadera cátedra de metal neo clásico, de rock, de virtuosismo y genialidad.
Yngwie Malmsteen el “sueco de oro” volvió y nuevamente nos atrapó.


Por: Joad Manuel Jiménez (@joadmanuel)
Foto: Andrés Violante (@afviolante)

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