De igual manera, no es menos cierto que algunas agrupaciones tienen una conexión mucho más profunda que otras con los fanáticos argentinos; sin embargo, lo vivido el pasado 15 de diciembre con Trivium en el Complejo C Art Media así como todo lo que implicó la realización de este show en Buenos Aires tiene necesariamente que haber marcado un hito en la historia de los recitales, al menos en la Argentina (aunque estoy seguro que en toda Latinoamérica y en buena parte del mundo también).
A estas alturas quizá algunos se pregunten a que me refiero con esto o simplemente piensen que estoy exagerando, a unos y otros les pido que se remonten a finales de octubre cuando el vocalista y líder de Trivium, Matt Heafy, hacia (en sus redes sociales) un llamado a todos los fans de la banda en Argentina, explicándoles que visitarían Sudamérica y que no tenían ninguna oferta para tocar en Buenos Aires. En el mismo texto Heafy pedía que escribiesen a los locales donde se realizan shows, productoras y managers para lograr incluir al país dentro del itinerario del tour.
Por supuesto no hay que decir que esta iniciativa tuvo un éxito rotundo, pero si quieren conocer más detalles al respecto, los invito a leer la entrevista exclusiva que el propio Heafy nos concedió y que está en la sección entrevistas de www.efectometal.com. En ella nos explicó en detalle sus razones para hacerlo y la abrumadora respuesta recibida por parte de los fanáticos argentinos. A este panorama, podemos sumarle la euforia existente por los triunfos mundialistas de la selección albiceleste ubicada (para ese momento) cada vez más cerca de la tan ansiada tercera copa mundial.
Lógicamente cada uno de estos aspectos le añadía un aura energética y una carga de adrenalina como pocas veces se ha visto en la previa de cualquier recital, lo cual era fácilmente palpable entre quienes formaban fila desde tempranas horas del viernes 15 de diciembre en las afueras del Complejo C Art Media, un sitio realmente interesante para la realización de casi cualquier tipo de evento, bastante amplio, con venta de bebidas y comidas y varios baños entre otras comodidades.
Luego de algunos minutos adicionales sobre la hora pautada, se da finalmente el ingreso al recinto y al poco tiempo ya teníamos a los progresivos de .Mar sobre el escenario. Son una de esas bandas que pocas veces puedes disfrutar en directo, pero que no te decepcionaran, tienen un sonido compacto y una ejecución brillante la cual combina magistralmente técnica, virtuosismo y feeling, por lo que la exquisita calidad de su trabajo, siempre logra arrancar más que aplausos, verdaderas ovaciones por parte del público asistente, manteniendo el ambiente a la temperatura ideal.
Finalizado el show de .Mar (a quienes envío mis más sinceras felicitaciones), la ansiedad acumulada sube un par de puntos y vemos como personal de la producción se dirige a uno de los asistentes que tenía puesta una remera de la selección argentina; luego de conversar brevemente con él, se encaminan hacia la zona de backstage y camerinos. Posteriormente, supimos que Matt Heafy (guitarrista y vocalista de Trivium) poco antes de subir al escenario pidió una camiseta de la selección argentina, la producción luego de buscar infructuosamente en los alrededores, se percata de la presencia de este fan, quien justamente tenía el talle que precisaba Heafy, siendo llevado ante la banda para intercambiar su camiseta con la del carismático vocalista, además de los consabidos autógrafos y fotos. ¡Ni hablar de lo que este chico vivió esa noche! Realmente, habrá sido la noche su vida, y más aún cuando vio a Matt en algún momento del show salir a escena con “su” casaca de la selección, algo que ni en el mejor de sus sueños podría haber imaginado y que solo podía darse en un show de Trivium.
Si, sé que me adelanté un poco, pero no podía dejar de mencionar el párrafo anterior, así que volvamos a esos momentos previos al comienzo de la locura, cuando luego de algunos minutos, la consabida intro así como el cambio de iluminación indicaban que la espera de 10 años llegaba a su fin. Heafy & cia saltan al escenario de la mano de un potente “What the Dead Men Say”, seguido por “Down From the Sky”, “The Sin and the Sentence” y “Until the World Goes Cold”, y el público enloqueció. Una reacción que bien podría calificarse como un delirio orgásmico, los saltos, los gritos y el pogo desenfrenado fueron la característica principal desde que la banda asomó su nariz sobre el entarimado del Complejo C Art Media.
Transcurren los minutos y Trivium va descargando su poderío musical sobre el escenario luciendo como una maquina perfectamente engranada, cada uno de los músicos ejecuta su papel a la perfección y no cabe duda de que han elegido un set list prácticamente perfecto para compartir con sus fanáticos, contundente, agresivo y a la vez melódico, ideal para darle rienda suelta a toda esa ansiedad acumulada a lo largo de una década de ausencia de los escenarios australes.
Como es natural, no todo se trata de música, Matt se dirigió en repetidas ocasiones al público, primeramente, para agradecerles, recalcando que era un show que había sido posible gracias a los fanáticos, seguidamente para enfatizar su fascinación por la cultura argentina (especialmente el vino y la comida), recordando además que el mejor show de toda la carrera de Trivium había sido precisamente en Buenos Aires en el 2012 y expresando junto al resto de la banda su deseo de que la selección argentina lograse el campeonato durante el mundial de Qatar 2022. Más que obvio que cada declaración vino acompañada de una verdadera salva de aplausos y vítores.
La noche continua con una energía que parecía inagotable tanto por parte de la banda como de los asistentes, el pogo se dividía entre la típica “rueda” y los “Wall of Death”, con inclusive algunos “surfistas”, de los cuales alguno que otro terminó de forma un tanto abrupta al filo del escenario, haciendo que el carismático Matt Heafy preguntase en algún momento si todo estaba bien e inclusive conminase a la seguridad a que estuviese pendiente de la hidratación de la gente en las primeras filas.
“Forsake Not the Dream”, “The Shadow of the Abattoir”, “X”, “In the Court of the Dragon”, “Catastrophist”  van cayendo uno tras otro, verdaderas obras maestras del pentagrama, ¿será posible que cada tema de esta gente sea perfección absoluta?. ¡Pues si!, adicionalmente su búsqueda musical les ha llevado a ir variando su estilo en cada placa discográfica por lo cual te puedo asegurar que no hay manera de aburrirse, esta no es una banda con un show lineal ¡no señor!, es una mezcla muy coherente de distintos estilos dotada de una energía sencillamente extraordinaria con todos los ingredientes necesarios para el éxito: coros melódicos y pegadizos, voces limpias, voces guturales, solos rápidos, solos lentos, temas a contratiempos, temas algo más tradicionales lo cual nos lleva nuevamente a la sempiterna pregunta ¿en qué género o sub  genero del metal podemos englobar a Trivium?, la respuesta nos la dio el mismo Heafy durante nuestra entrevista: “Metal, simplemente Metal” y definitivamente tiene razón, asi se resume todo el conglomerado artístico de esta excelsa banda que parecía querer que la noche fuese eterna.
¿Le faltaba algo más a un show que a esas alturas ya rayaba en lo épico?, como es de suponer los tradicionales cánticos “oleee olé olé oléeeee” y el “Cada día te quiero maaaas yooo soy de Trivium es un sentimientoooo que no lo puedo paraaar!” se habían dejado sentir más de una vez al igual que el grito que más parecía un desafío de gladiadores “argentina, argentina” y que fue “musicalizado” por la banda, cuyos integrantes no dejaban de expresar su fascinación por estas manifestaciones de la gente, algo que lleva el sello y la marca de la “argentinidad”, algo que no se da en ningún otro lugar del mundo. Por supuesto y con la emoción del mundial no podía faltar el cántico “muuuchaaaachoooos ahora nos volvimos a ilusionaaar…” para colocar la guinda del pastel
Parecía entonces (repito), que no faltaba nada, que no se le podía pedir más a este recital cuando de repente, mientras en el centro de la pista se daba la clásica separación de la audiencia que anuncia la inminencia de un “Wall of Death”, un poco más atrás se abre un circulo y ante la mirada atónita de propios y extraños, un metalero se arrodilla ofreciendo un anillo a la chica que lo acompañaba, si, como lo leen, hubo una propuesta de matrimonio en pleno concierto, la cual dada la reacción de la chica y la ovación que acompaño el hecho debe haber sido aceptada. (La verdad es que si bien sabía que este tipo de cosas pasan en diversos escenarios esta es la primera vez que presencio algo así en un concierto).
Sin duda alguna estábamos viviendo un verdadero torrente de emociones como pocas veces se ha visto en un show de metal, pero lamentablemente todo tiene un final y los acordes de un impresionante “In Waves” nos indicaron que esta especie de ritual llegaba a su fin. La gente acompañó con sus voces este tema en los momentos precisos a un volumen y con una fuerza inusitada, sobre todo para quienes ya tenían sobre si más de una hora dando saltos, cantando y “pogueando” sin parar.
Un cierre absolutamente memorable para una noche perfecta, una noche que me dejó retumbando en la cabeza la frase escuchada a un fan al voleo durante la salida “Che es que Trivium es nuestro, son argentinos, pa” ¿será cierto?, visto lo visto, pareciera que sí.
Trivium la banda que cayó bajo el hechizo del encanto argentino, que juegan como locales y que con toda seguridad tendremos de regreso muy pronto.