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La Noche se vistió de fiesta y navegó entre el cielo y el infierno

El Teatrito – 13/12/2019
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Hacia fines de 1993 el cantante Mario Ian y el tecladista Javier Retamozo ingresaron a Rata Blanca para presentar un disco que ellos no habían grabado (“El Libro Oculto”) y embarcarse luego en una gira española. Aquí, por aquellos días, Rata Blanca solía presentarse en El Viejo Correo, New Order y La Biblioteca de Olivos, entre otros puntos de Buenos Aires. Allá, en España, tocaron en varias provincias y aprovecharon para grabar su quinto trabajo de estudio con el ingeniero inglés Roland Harris.

“Entre el Cielo y el Infierno”, el disco en cuestión, fue grabado durante 1994 y marca un claro cambio de rumbo en la historia musical del grupo, que vuelve su sonido más crudo y lo encauza hacia aristas más pesadas en el estilo de Fight y Pantera.

Hoy, en el presente, aquel LP cumple 25 años y por eso parte de la formación que lo grabó decidió salir a recrearlo –casi– entero en El Teatrito. Y digo casi porque deliberadamente faltó “Banda Viajera”, la canción de Creedence que cerraba “Entre el Cielo y el Infierno”.

Lo que se vio el viernes 13, entonces, fue un show ideal para nostálgicos, que se encontraron con los antes mencionados Ian y Retamozo junto a Gustavo Rowek y Sergio Berdichevsky ejecutando, con un sonido actual y potente, canciones que Rata Blanca ha descartado hace rato (salvo “Jerusalén”, a la cual de vez en cuando le quitan el polvo), acompañados por Rubén Trombini (ex bajista de Temple y actual War Pigs) y José Velocet (Ian) en guitarra rítmica.

Sergio Berdichevsky tuvo la enorme responsabilidad de ser la primera guitarra y no se achicó a la hora de tocar los solos de Walter Giardino, demostrando (por si acaso hacía falta) que es un gran guitarrista.

La banda arrancó, pasadas las 10 de la noche y ante un Teatrito lleno, con “Herederos de la Fe”, “Obsesión” y “Máquina”, una atrás de la otra, para posteriormente bajar algunos decibeles con “Fantasma Azul”, donde mayor participación tienen las teclas.

El orden de las canciones no respetó el original y hasta hubo algunas de otros álbumes, siendo “Ángeles de Acero” la primera en sonar, con una soberbia performance de Ian, que la cantó como nunca antes.

Rowek, Trombini y Velocet formaron una base sólida, destacándose la labor del bajista, que tuvo la difícil tarea de calzarse los zapatos de un gigante como Guillermo Sánchez y salir triunfante, pues el bajo sonó tan contundente como si lo hubiera tocado el mismísimo Negro. Y, a propósito de Sánchez, hay que decir que se le rindió un emotivo homenaje a más de dos años de su fallecimiento y en presencia de su esposa, Valeria.

La lista continuó con “Patria” y un pequeño set dedicado a “El Libro Oculto”, donde brillaron “Agord, la Bruja”, “Basura” y “Asesinos”. Luego, completaron la lista sólo con temas de “Entre el Cielo y el Infierno”, a saber: “Jerusalén”, “Sin tu Amor Nada Existe”, “Sombra Inerte del Amor”, “En el Bajo Flores” y, la última, “Bajo Control”, para dar por terminada una noche calurosa, única e inigualable.

Texto y Foto: Sergio Giambruni

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